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Sèvres en la Frick Collection

19 noviembre, 2015 Por MAGOT

Manufactura Real de Sèvres, “pot-pourri à vaisseau” decorado por Louis-Denis Armand l’aîné, ca. 1759, porcelana blanda, 44,5 cm de altura.

Manufactura Real de Sèvres, “pot-pourri à vaisseau” decorado por Louis-Denis Armand l’aîné, ca. 1759, porcelana blanda, 44,5 cm de altura. Nueva York, Frick Collection.

El empresario y coleccionista norteamericano Henry Clay Frick (1849–1919) soñaba con emular las grandes mansiones de los más célebres coleccionistas europeos, y, así, al disponerse a amueblar su nueva residencia en el número uno de la avenida East con la calle 70, en Nueva York, se esmeró en rodear su colección de pintura con los excelentes ejemplares de artes decorativas que consiguió reunir rápidamente entre los años 1916 y 1918 con la ayuda del marchante Joseph Duveen. Entre sus adquisiciones, destacan las hermosas piezas de porcelana de Sèvres del siglo XVIII en las que hoy pueden solazarse los visitantes de la Frick Collection al entrar en las salas “Fragonard” y “Boucher”, dos de las joyas de esta institución neoyorkina que se encuentran entre los salones históricos mejor reconstruidos en Estados Unidos.

La manufactura de Sèvres, nacida en la localidad francesa de Vincennes en la década de 1740, es famosa por la fabricación de un tipo de porcelana blanda de enorme belleza, de una blancura cálida en la que los esmaltes se funden deliciosamente y el oro adquiere cuerpo, ya que debía aplicarse en gruesas capas para no acabar fundido con el vidriado. Esta fórmula hoy perdida, se empleó en Sèvres hasta finales del siglo XVIII, cuando fue sustituida definitivamente por la pasta dura.

Luis XV asumió el patrocinio de la manufactura en la década de 1750 y el monarca y su célebre amante, Madame de Pompadour, realizaron encargos que llevarían a los artesanos de Sèvres a crear un estilo y unas formas que desde entonces y durante muchas décadas se erigirían como referencia para la producción de otras manufacturas de toda Europa.

Manufactura Real de Sèvres, pareja de “vases à oreilles” decorados por Louis-Denis Armand l’aîné, ca. 1759, porcelana blanda, 31,8 cm de altura.

Manufactura Real de Sèvres, pareja de “vases à oreilles” decorados por Louis-Denis Armand l’aîné, ca. 1759, porcelana blanda, 31,8 cm de altura. Nueva York, Frick Collection.

El conjunto de piezas de Sèvres adquiridas por Henry Clay Frick incluye una pareja de extravagantes vases à oreilles, probablemente diseñados por Jean-Claude Duplessis, el más renombrado modelador de Sèvres, y con cartelas decoradas con aves pintadas por Louis-Denis Armand l’aîné. Destaca también un imponente pot-pourri à vaisseau, un vaso para pot-pourri que, como indica su descripción, tiene la estrambótica forma de un navío; de nuevo, un diseño que puede atribuirse probablemente a Jean-Claude Duplessis. Su decoración es también atrevida, combinando el fondo bleu lapis caillouté con un intenso verde. Las cartelas de pájaros que lo adornan son obra también de Louis-Denis Armand l’aîné.

Manufactura Real de Sèvres, “déjeuner” decorado por Antoine-Joseph Chappuis, 1767, porcelana blanda

Manufactura Real de Sèvres, “déjeuner” decorado por Antoine-Joseph Chappuis, 1767, porcelana blanda. Nueva York, Frick Collection.

Aunque otros espectaculares jarrones y un par de bellos aguamaniles con sus jofainas forman también parte de esta colección, un juego de déjeuner compuesto por una tetera, una cremera, un azucarero y cuatro tazas con sus platillos hace volar la imaginación con su magnífica decoración de aves realizada por Antoine-Joseph Chappuis y su fondo bleu céleste realzado por lunares de oro.

Manufactura Real de Sèvres, plato decorado por Edmé-François Bouilliat, 1782, porcelana blanda, 23,8 cm de diámetro.

Manufactura Real de Sèvres, plato decorado por Edmé-François Bouilliat, 1782, porcelana blanda, 23,8 cm de diámetro. Nueva York, Frick Collection.

Destacan también ocho piezas utilitarias pertenecientes a un juego de postre más extenso que hoy se halla disperso y cuyo dueño original se desconoce. Se cree que este juego, creado en 1782, pudo haber constado inicialmente de hasta unas cien piezas. Las que conserva la Frick Collection (dos compoteras redondas, dos compoteras cuadradas y cuatro platos) muestran las marcas de los decoradores especializados en flores Edmé-François Bouilliat (activo entre 1758 y 1810), Jean-Baptiste Tandart (activo entre 1754 y 1800) y Marie-Claude-Sophie Xhrouet (activa entre 1772 y 1788). Cada uno de estos artistas escribió su marca en una o dos de las piezas que conserva la Frick. Estos platos y compoteras exhiben, rodeados de un borde de cintas turquesa y oeil-de-perdrix sobre blanco (borde añadido posteriormente, probablemente en el siglo XIX), ramos de esplendorosas flores, entre las que se cuentan anémonas, tulipanes, amapolas, margaritas, claveles, ranúnculos y campanillas.

Hasta el 24 de abril de 2016 podrá visitarse en la Frick Collection de Nueva York esta presentación especial de la colección de Sèvres atesorada por la institución, en una muestra titulada From Sèvres to Fifth Avenue: French Porcelain at The Frick Collection.

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Recipientes suntuosos

4 abril, 2015 Por MAGOT

Recipiente en forma de monstruo marino, ca. 1600.

Recipiente en forma de monstruo marino, ca. 1600, cristal de roca, oro y esmalte; probablemente Milán.

Durante los períodos renacentista y barroco las artes decorativas experimentaron un florecimiento sin precedentes, dando lugar a la creación de objetos de un extraordinario refinamiento formal. Respondiendo a la idea de que la vista era el superior de los sentidos, los artesanos emplearon a fondo su inventiva en la concepción de piezas que en principio poseían un carácter funcional pero que por su excelencia formal se convertían en objetos coleccionables destinados exclusivamente a la exhibición en gabinetes y ménsulas.

Copa nautilo, finales del siglo XVII-principios del XVIII.

Copa nautilo con trabajo de orfebrería realizado probablemente por Johann Heinrich Köhler en Dresde hacia 1720-1730 y grabado realizado por Cornelis Bellekin en Ámsterdam a finales del siglo XVII.

Los orfebres, en especial, se dedicaron a crear objetos artísticos de gran perfección que estimularon la creación de las kunstkammern o gabinetes de arte. En estos gabinetes, los productos de la inventiva humana se veían equiparados a los objetos más extravagantes de la naturaleza. En ocasiones, como ocurre con las copas nautilo o las que presentan una corteza de coco a modo de cuenco, los caprichos naturales se asociaban a la pericia humana para dar a luz singulares piezas.

Melchior Gelb, “jarra de hombre barbudo” , ca. 1625.

Melchior Gelb, “jarra de hombre barbudo” , ca. 1625, plata parcialmente dorada; Augsburgo.

En esas obras dignas de las kunstkammern confluyen la riqueza de la decoración, la sofisticación técnica y el juego con formas exóticas y caprichosas. Los talleres de los centros artísticos del sur de Alemania, Augsburgo y Núremberg, descollaban por sus logros, alimentando la fama de lo que llegó a llamarse “Augsburger Pracht” (esplendor de Augsburgo). De sus manos salieron notables ejemplos de copas con cuencos de ágata, de cristal de roca, de corteza de coco o de nautilo. También crearon magníficos ejemplos en metal de jarras “de hombre barbudo” –Bartmannskrug, en alemán–, una tipología popular ya en el siglo XVI en la cerámica alemana y de la que se encuentran también ejemplos en la porcelana del siglo XVIII alemán.

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El encanto del “porte-bouquet”

17 noviembre, 2014 Por MAGOT

Porte-bouquet, 1880-1890; Países Bajos.

Porte-bouquet, 1880-1890; Países Bajos. Colección Kenber.

El porte-bouquet es un pequeño contenedor para ramilletes que se llevaba en la mano o que se prendía del vestido. El primero de estos objetos que se conoce data del siglo XVI, si bien el uso de este adorno se extendió desde Francia a toda Europa a partir de 1830, viviendo su apogeo desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX, cuando decayó su uso.

Porte-bouquet, 1900-1910; Rusia(?).

Porte-bouquet, 1900-1910; Rusia(?). Colección Kenber.

Las damas de las principales cortes europeas lucieron estos peculiares ramilleteros, que sirvieron incluso como presentes para reinas. Más tarde, las mujeres de la burguesía lo llevaron como signo de distinción. Al parecer, el origen de los porte-bouquets se halla en los “frascos para corpiño”, que se colocaban en la ropa o se disimulaban en el corpiño y que permitían a las mujeres adornarse con flores frescas.

El porte-bouquet consta de un vasito en el que se colocan las flores, un asidero para poder llevarlo en la mano, una aguja para fijar el ramillete y, en ocasiones, un alfiler para prenderlo al vestido. Algunos disponen de patas que permiten que el receptáculo pueda apoyarse sobre una superficie plana. Estaban fabricados en diversos materiales: plata, oro, marfil, nácar, porcelana, opalina, cristal, etc. Los métodos de decoración utilizados incluían la filigrana, la talla o el esmalte.

Lluís Masriera, porte-bouquet ofrecido como presente por los monárquicos catalanes a Victoria Eugenia de Battenberg con motivo de sus esponsales con Alfonso XIII, 1906; Barcelona.

Lluís Masriera, porte-bouquet ofrecido como presente por los monárquicos catalanes a Victoria Eugenia de Battenberg con motivo de sus esponsales con Alfonso XIII, 1906; Barcelona. Colección Kenber.

Podían incorporar piedras y perlas y mostraban diversos motivos decorativos: vegetales (palmas, flores, guirnaldas), geométricos, arquitectónicos… Algunos ejemplares esconden espejitos, portarretratos, pequeños frascos de perfume o carnés de baile con hojas de marfil. Estas alhajas adoptaron los diversos estilos que marcaba la moda, destacando en el período de su esplendor desde las formas depuradas del gusto neoclásico hasta los alambicados diseños del Art Nouveau.

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Esmaltes de Limoges

8 octubre, 2014 Por MAGOT

Jean Court, fuente con “La visión de San Juan”, 1560-1580, esmalte sobre cobre, pintado en grisalla y dorado.

Jean Court, fuente con “La visión de San Juan”, 1560-1580, esmalte sobre cobre, pintado en grisalla y dorado. Londres, Victoria and Albert Museum. El motivo central de este plato se inspira en un grabado de Bernard Salomon publicado en 1554 en la Biblia de Lyon, el cual a su vez se basa en una xilografía original de Alberto Durero de 1498.

Los maestros artesanos de Limoges desarrollaron en el siglo XV una extraordinaria técnica de pintura al esmalte que fue perfeccionada a lo largo del siglo XVI y que tomó el nombre de esa ciudad del suroeste de Francia. Conocida en francés como “émail des peintres” (esmalte de los pintores), las piezas decoradas con esta técnica despertaron una fascinación que se mantuvo intacta hasta el siglo XVIII.

Reverso.

Vista del reverso.

Este tipo de pintura al esmalte se aplicaba casi siempre sobre soportes de cobre de unos 0,7 milímetros de grosor, y la técnica precisa con la que se lograba se mantuvo en secreto en los talleres durante generaciones. En cuanto al desarrollo del particular estilo decorativo, se distinguen tres etapas. En un primer período, se observan temas principalmente devocionales y el esmalte es aplicado en placas o medallones pequeños, con cierta estilización de la figura. Un segundo período vendría marcado por el perfeccionamiento en la elaboración de grisallas, con el uso del blanco conocido como blanc de Limoges. En una tercera fase, se continúa con el trabajo de grisalla previo y se añaden ricos esmaltes de brillantes colores. El peculiar efecto de esta decoración, con sus colores que parecen fulgurar, constituye el principal encanto de este tipo de objetos.

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El “vernis martin”: los secretos de la laca francesa

7 julio, 2014 Por MAGOT

Vernis Martin: panel de una berlina.

Atribuido a Guillaume o Étienne-Simon Martin, detalle del panel de una berlina, ca. 1745, laca marrón, laca con polvo de oro simulando aventurina, decoración pintada al óleo y laca transparente sobre madera; París. Foto: Tomasz Samek.

El Musée des Arts décoratifs de París reunió hasta principios de junio más de 300 objetos decorados con “laca” francesa en una exposición titulada Les secrets de la laque française: le vernis Martin. Los objetos mostrados datan desde finales del siglo XVII hasta finales del XVIII.

Vernis Martin: fragmento de decoración de una berlina o de un clavecín

Anónimo, fragmento de decoración de una berlina o
de un clavecín, ca. 1745, fondo oro y decoración al óleo barnizado y pulido, y laca transparente sobre madera preparada; París. Foto : Jean Tholance.

El “vernis Martin” era el método de lacado utilizado en Francia para imitar la laca oriental. La expresión tienen su origen en la técnica desarrollada en París por los hermanos Martin: siguiendo el principio de capas superpuestas que subyace en el trabajo de lacado oriental, los Martin aplicaban varias capas de barniz, cada una de las cuales era pulida con esmero antes de aplicar la siguiente, obteniendo como resultado una superficie lustrosa y resistente similar a la que lucían las lacas chinas y japonesas.

No obstante, aunque se llame de forma genérica “vernis Martin” a los trabajos de lacado franceses de ese período, cada taller que trabajaba en la producción de estos sucedáneos seguía su propio y secreto método.

Vernis Martin: cómoda

Atribuida a Jean Demoulin, cómoda, ca. 1745, base de laca negra y decoración en relieve con lacas policromas sobre madera de roble, aplicaciones de bronce y tapa de márbol brecha; París. Foto: Jean Tholance.

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